No importa dónde estabas, ese día saliste afuera porque escuchaste el estrepitoso ruido que venía del cielo. Y no importa qué sabías de la vida, ese día pensaste que algo malo sucedería. Porque el sol pareció estallar, se volvió rojo y a los dos segundos se apagó por completo para dejarnos a todos los que mirábamos atónitos bajo una noche gris inesperada. En ese momento, cuando estabas pensando que llegaba el fin del mundo, que todo estaba perdido ya, que pensabas en ir corriendo a besarlo o besarla en la boca, otra luz te llamó por la espalda... una luz roja, cuadrada y enorme, plana...
*Hace mucho, cuando soñaba sin mí y con mucha tele
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