Camino por una ciudad. Los gansos migran. Miro hacia el cielo y los veo. Nadan en el aire. Hacen movimientos ondulatorios con el cuerpo sin desplegar las alas. Me parece un espectáculo muy bello. Pienso que me recuerdan a manatíes y se lo digo a mi hermana, que camina a mi lado. A pesar de que andan por sobre la ciudad, giran en las esquinas, en ángulo recto, siguiendo las calles de abajo.
Con mi hermana llegamos a la casa de Sherlock Holmes. Es un caserón muy grande. Antes de pertenecer a Holmes, pertenecía a Jack el Destripador. Ahora, ambos están muertos. No sé quién será el propietario actual.
En un balcón de la casa, apoyada sobre una baranda de madera, vemos tres lechuzas, muy bonitas. Y una pecera. Dentro de la pecera, duermen dos gatitos, hechos un ovillo. Respiran apaciblemente bajo el agua.