su sueño aqui.

por favor no incluír ilusiones, delirios o flashes. se agradece ser fiel a la idea de publicar solamente sueños venidos del mundo que se visita a la hora de dormir, inclusive en siestas y cabeceos de colectivo.

vale tanto un lenguaje florido, como uno minimalista, poético, coloquial o documental, balbuceado, ininteligible, escrito, dibujado o sonoro, brevísimo o novelado, minucioso o a grosso modo.

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gracias.

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18.11.12

la montaña

habíamos ido a una casa que quedaba en las montañas. 

toda la tarde había cargado dentro de mi remera, contra todo buen criterio, unas cinco palomas-gato muy chiquitas que iban picotenado la remera y haciendole agujeritos.

las dejaba a salvo en alguna parte y entraba en una habitación con dos camas y un colchón en el suelo, y de los espacios entre camas y colchón empezaban a salir hombres.
eran 3. parecían haber estado esperando la noche escondidos. no se que querían, pero yo los conocía de algún lado, y su actitud era algo así como seductora.
uno de ellos se paró en el marco de la puerta y me miraba y me hablaba y se hizo un poco evidente que estaba esperando que yo tratara de atravesar la puerta.
pero yo no sentía ningún deseo y ningún peligro. yo pensaba que era su trabajo.

y entonces me miré la palma de la mano, y vi algo raro. un bulto pequeño, justo en el espacio de la palma entre dedo y dedo. hice el mismo gesto que uno hace cuando se saca un grano o una astilla, y salió un cactus.
un brote.

y volví a mirar mi mano y empecé a sacar cactus más pequeños y más grandes y de diferentes especies que estaban en mis palmas, y que eran cada vez más grandes y que de ninguna forma cabían en el interior de mis manos.
estaban frescos, vivos, cubiertos de un poco de mi, pero nada dolía.
no entendía como habían llegado ahi ni porque había tantos, pero sobre todo no entendía por que mis manos todavía tenían el tamaño de siempre. solo los seguía sacando sin apuro y repasando en mi cabeza las especies.
entonces los tres hombres se acercaban a ver y se daban cuenta que yo no era una turista: no había ido a una casa que quedaba en las montañas, yo era parte de la montaña, y había vuelto.

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