Es un sueño de cuando yo tenía unos ocho años. Esa noche me había quedado a dormir en lo de mi abuela. Dormíamos en la misma habitación. Yo ocupaba la cama que había sido de mi abuelo —sí, eran de esos viejos que duermen en camas separadas—. Y soñé lo siguiente.
Campo llano. Verde. Tarde soleada. Todo visto como si fuese desde una cámara fija.
En el medio del campo, una cinta transportadora, como las que trasladan el equipaje en los aeropuertos. O las de las fábricas de productos en serie. No se ve ni el comienzo ni el final de la misma.
Sobre la cinta, platos grandes de metal.
Sobre los platos, vacas. Quietas, se dejan llevar por la cinta con docilidad.
Y ese es todo el sueño: simplemente, las vacas pasan y pasan.
Pero lo más importante de esta historia es el remate, que no se da en el sueño, sino en la vigilia.
Cuando me desperté, mi abuela me contó que había estado hablando dormido.
¿Cuáles habían sido mis palabras?
Mamá, suegra, mamá, suegra, mamá, suegra…
jaja a los ocho ya te atormentaba la idea de una suegra??
ResponderEliminar¡Eso es lo raro! ¡¿Qué carajo podía saber yo de suegras?!
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