Era una noche clara, como esas obscenas limpias noches de luna llena;
donde creo que por una milésima de fracción puedo devorar al viento.
era una noche clara de música invisible. aunque tal vez, fuera de día.
que más da cuando recuerdo un sueño con tanto color a extranjero, lavanda. y el baile.
ya no había entrado, yo, o sí.
pero sólo perdura en mi memoria, como anzuelo en los labios; nuestra danza en círculos,
de corriente atemporal, crepusculares velos de entrevero.
sueño color lavanda, y un olor a limpio en este, bisiesto. era viernes y me casé. veinticuatro de febrero. no le ví la cara, no lo conozco aún, nunca pensé en casarme: de hecho soy del estado de Solteria.
me casé en un sueño tan lúcido con este hombre creado en Oniria. Que es real. Acá está.
-no existe, lo sé.-
Pero por ese rato, soy feliz lo que me quede del tiempo en todo espacio.
soñé un ritual sin espamentos, una canción distinta, el giro lavanda,
y la inocencia fuerte de seguir creyendo. era un acto de fe. siempre.
-Vine a compartir mi sueño, yo que no sabía del recuerdo que rompió un hechizo esa noche exorcista-
*
su sueño aqui.
por favor no incluír ilusiones, delirios o flashes. se agradece ser fiel a la idea de publicar solamente sueños venidos del mundo que se visita a la hora de dormir, inclusive en siestas y cabeceos de colectivo.
vale tanto un lenguaje florido, como uno minimalista, poético, coloquial o documental, balbuceado, ininteligible, escrito, dibujado o sonoro, brevísimo o novelado, minucioso o a grosso modo.
si ud. cree que es bueno invitar a alguien a escribir en este blog, nomás deje su mail en un comentario.
gracias.
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29.2.12
25.2.12
Sueño con espalda II
Este es ajeno. De un amigo, Claudio G. Lo tuvo en mi casa, cuando yo vivía en Munro. En mi habitación había dos camas. En una estoy acostado yo; en la otra, Claudio G. Tanto en la realidad como en el sueño, porque es uno de esos sueños traicioneros que te hacen creer que estás despierto.
Claudio G cree estar despierto hasta que se percata de que la luz está encendida. Como recuerda que estaba apagada al momento de dormirnos, deduce que está en un sueño. Intenta levantarse y no lo logra. Está paralizado, pegado a la cama. Concentra toda su voluntad, pero sus músculos no responden. Me mira. Yo estoy acostado de canto, dándole la espalda. Intenta pedirme ayuda. No logra ni abrir la boca.
Sin voltearme, sin moverme siquiera, le pregunto con voz burlona:
—¿No te podés mover?
23.2.12
una joyerìa donde un viejo acaba de robar una pulsera.
hermosos jovenes budistas se preparan para la ceremonia.
los miro y los amo.
los deseo, y deseo ser uno de ellos.
son bellos, son fuertes, son raros. son sòlidos y livianos. son rectos, son calmos. tranquilamente alegres, equilibrados desde su centro.
el rito consiste en transformarse en pàjaros de papel, y una vez logrado, moverse y no hablar.
lo hacen de a uno, como una prueba individual de su fe.
los veo muy de cerca, se parecen a las linternas chinas de papel de arroz, pero estàn vivos.
giro levemente la cabeza y me imitan.
despierto deseando fervorosamente ser uno de ellos.
hermosos jovenes budistas se preparan para la ceremonia.
los miro y los amo.
los deseo, y deseo ser uno de ellos.
son bellos, son fuertes, son raros. son sòlidos y livianos. son rectos, son calmos. tranquilamente alegres, equilibrados desde su centro.
el rito consiste en transformarse en pàjaros de papel, y una vez logrado, moverse y no hablar.
lo hacen de a uno, como una prueba individual de su fe.
los veo muy de cerca, se parecen a las linternas chinas de papel de arroz, pero estàn vivos.
giro levemente la cabeza y me imitan.
despierto deseando fervorosamente ser uno de ellos.
19.2.12
Sueño con espalda
Este lo tuve a los quince años.
Estoy en un negocio, en Avenida Maipú, donde solía comprar copias piratas de videojuegos. Papá me está esperando en la puerta, dentro de un auto. En la realidad, papá no tenía auto. Termino de hacer las copias de los juegos y salgo. No encuentro el auto en la puerta. Me angustio.
Corro por el medio de la avenida, hacia Puente Saavedra, entre los autos, a la misma velocidad que ellos y más rápido aún. Intento reconocer el de papá, pero no lo logro. Sencillamente, he olvidado qué auto era —de qué marca, de qué color—.
Cuando llego a Puente Saavedra, me doy por vencido. Me detengo y en una esquina me encuentro con una vieja. No recuerdo si tengo algún diálogo con ella, estoy casi seguro de que no. Ella me abraza y me consuela. Me da un beso en la mejilla, me acaricia los hombros, luego se va. La veo alejarse despacio por la calle que bordea la General Paz, como yendo hacia el río. A unos metros se detiene.
Así se queda unos segundos: quieta, en silencio, de espaldas a mí. Y deja escapar una risa cascada.
Entonces me doy cuenta de que es el Diablo.
El Diablo me besó y estoy perdido.
14.2.12
me había tomado un tren que iba de retiro a villa adelina (no se si existe) y como siempre, parecía que no iba a villa adelina. (porque en mis sueños los trenes funcionan como los ascensores, van a cualquier lado)
entonces mientras le hacía caras a un niño que viajaba en el asiento enfrente mio, le pregunté a una chica como hacía para volver a retiro, pero parece que era una linea de tren que iba y no volvía.
ella me empezó a hacer preguntas a mi, preguntas que incluían mi número de documento, por ejemplo.
y de pronto me miró y me dijo: con tus datos voy a hacer que desaparezcas y te voy a sustituír por una amiga mía que necesita tu trabajo.
asi que me tiré del tren y traté de volver caminando, pero se ve que cuando el tren iba pasando, la vegetación se iba comiendo las vías, y terminé caminando por una alfombra de dichondras frescas y rodeada de enredaderas.
casi.
entonces mientras le hacía caras a un niño que viajaba en el asiento enfrente mio, le pregunté a una chica como hacía para volver a retiro, pero parece que era una linea de tren que iba y no volvía.
ella me empezó a hacer preguntas a mi, preguntas que incluían mi número de documento, por ejemplo.
y de pronto me miró y me dijo: con tus datos voy a hacer que desaparezcas y te voy a sustituír por una amiga mía que necesita tu trabajo.
asi que me tiré del tren y traté de volver caminando, pero se ve que cuando el tren iba pasando, la vegetación se iba comiendo las vías, y terminé caminando por una alfombra de dichondras frescas y rodeada de enredaderas.
casi.
Sueño con vacas
Es un sueño de cuando yo tenía unos ocho años. Esa noche me había quedado a dormir en lo de mi abuela. Dormíamos en la misma habitación. Yo ocupaba la cama que había sido de mi abuelo —sí, eran de esos viejos que duermen en camas separadas—. Y soñé lo siguiente.
Campo llano. Verde. Tarde soleada. Todo visto como si fuese desde una cámara fija.
En el medio del campo, una cinta transportadora, como las que trasladan el equipaje en los aeropuertos. O las de las fábricas de productos en serie. No se ve ni el comienzo ni el final de la misma.
Sobre la cinta, platos grandes de metal.
Sobre los platos, vacas. Quietas, se dejan llevar por la cinta con docilidad.
Y ese es todo el sueño: simplemente, las vacas pasan y pasan.
Pero lo más importante de esta historia es el remate, que no se da en el sueño, sino en la vigilia.
Cuando me desperté, mi abuela me contó que había estado hablando dormido.
¿Cuáles habían sido mis palabras?
Mamá, suegra, mamá, suegra, mamá, suegra…
5.2.12
Soñé que no era yo.
Cada vez que me encontraba con una persona, me veía desde sus ojos y me escuchaba hablar en un lenguaje gutural, incomprensible.
Me dio miedo y empecé a correr hacia mi casa.
No sé si estaba en la calle o en una especie de laberinto. Todo lo que no fuese gente se veía borroso.
Llegué hasta una puerta azul, enorme, y la abrí con una llave muy chiquita.
Me desperté transpirado, en la cama.
Cada vez que me encontraba con una persona, me veía desde sus ojos y me escuchaba hablar en un lenguaje gutural, incomprensible.
Me dio miedo y empecé a correr hacia mi casa.
No sé si estaba en la calle o en una especie de laberinto. Todo lo que no fuese gente se veía borroso.
Llegué hasta una puerta azul, enorme, y la abrí con una llave muy chiquita.
Me desperté transpirado, en la cama.
Soñé que me tomaba el 80 y hacía combinación con el 93 para ir a la despedida de Martín Palermo. Empezaba yendo de día, pero cuando me bajaba, La Boca se había convertido en un barrio re turbio, con fogatas en las esquinas y todo el show (?).
Cuando encaraba para la cancha, habían ladrones en todas las esquinas, y uno me caminaba al lado dos cuadras, me explicaba por qué me iba a robar, y bueno, acto seguido, hacía lo suyo.
Lógicamente, no llegué al partido.
Aparte de que me hayan afanado, lo curioso es que el 80 y el 93 no llegan a La Boca, ni pasan por mi casa tampoco.
Cuando encaraba para la cancha, habían ladrones en todas las esquinas, y uno me caminaba al lado dos cuadras, me explicaba por qué me iba a robar, y bueno, acto seguido, hacía lo suyo.
Lógicamente, no llegué al partido.
Aparte de que me hayan afanado, lo curioso es que el 80 y el 93 no llegan a La Boca, ni pasan por mi casa tampoco.
2.2.12
Un chino me dijo :
"Si te matas esa señora va a poder seguir comiendo, vos vas a poder dormir"
"el infierno está ahi arriba y las piedras te van a pesar mas con el tiempo".
"cláramente tu cabeza no sirve para nada"
"no podés hacer nada, te haces el angel guardián pelotudo y te gustan las balas, yo tengo una espada"
Yo le dije :
"Tengo que limpiar mi cabeza, no la quiero perder. esa vieja está bien chino feo"
"Si te matas esa señora va a poder seguir comiendo, vos vas a poder dormir"
"el infierno está ahi arriba y las piedras te van a pesar mas con el tiempo".
"cláramente tu cabeza no sirve para nada"
"no podés hacer nada, te haces el angel guardián pelotudo y te gustan las balas, yo tengo una espada"
Yo le dije :
"Tengo que limpiar mi cabeza, no la quiero perder. esa vieja está bien chino feo"
colectivero
voy por la calle, veo el colectivo y lo paro.
apenas subo, me doy cuenta de que no es el que tenía que tomar, le fallé por dos números.
está vacío, sube a una autopista.
el colectivero es hermoso, tan hermoso que no es mi tipo. es muy rubio con melenita, bastante alto. me habla.
entonces le pregunto como hago para llegar a un lugar, o donde me deja para que yo me pueda tomar otra cosa. me dice tranquilamente que me siente al lado de el. como no hay asiento me siento en el piso. sonríe y me acaricia y me hace apoyar la cabeza en su muslo.
se está poniendo espeso: no se si enamorarme o tener miedo.
vamos charlando, y le digo que estoy muy cansada, pero sonrío ante la incertidumbre, y el me calma y me habla mientras maneja. estoy cómoda.
empiezo a sospechar del sueño, se está poniendo muy meloso, y yo casi nunca sueño meloso
para en cualquier parte y me hace entrar con el a una fábrica. bajamos las escaleras y abre la puerta de la gerencia. lo escucho, le dice al hombre del escritorio: dame la plata.
por alguna razón no me asusto. yo estoy con el.
las otras personas que trabajan siguen en lo suyo, no vieron nada. me interpongo entre las miradas y la puerta, trato de ocultar la escena para que no llamen a nadie. hago como que miro papeles de colores, pregunto una boludez, miro el dispenser de agua. el rubio entrecierra la puerta. silencio.
sale tranquilo de la oficina, me dice que lo siga, subimos a un ascensor con tres personas más.
el descansa de costado sobre la pared alfombrada del ascensor, sonriendo. yo miro a los otros, a el, a los otros.
estoy enamorada. robamos la fábrica. disimulo. llegamos a la planta baja, el baja primero.
pienso que tal vez es dan, el animal.*
mete la mano por una ventanita en la puerta y nos encierra, a los otros y a mi, en el ascensor, con una llavecita que hace girar, saca de la puerta, y pone en mi mano.
yo entiendo, tengo que tardar unos segundos, hay que hacer tiempo para que se escape.
pierdo su brazo que sale por la ventanita y desaparece.
cuando salimos del ascensor, un viejito en delantal gris fabril me pide que lo siga. me dice: te consiguió trabajo. me señala un patio lleno de mesas de cultivo, y me da un rastrillito.
sonrío y me despierto.
*dan el animal es mi heroe, es un rubio enorme que parece salido de un comic de vikingos, mi hombre y protector en sueños. es sólido, y más fuerte que yo, pero sabe que cuenta conmigo. nos entendemos sin hablar y es el único tipo al que le hago caso.
el primer sueño donde dan apareció: dan.
apenas subo, me doy cuenta de que no es el que tenía que tomar, le fallé por dos números.
está vacío, sube a una autopista.
el colectivero es hermoso, tan hermoso que no es mi tipo. es muy rubio con melenita, bastante alto. me habla.
entonces le pregunto como hago para llegar a un lugar, o donde me deja para que yo me pueda tomar otra cosa. me dice tranquilamente que me siente al lado de el. como no hay asiento me siento en el piso. sonríe y me acaricia y me hace apoyar la cabeza en su muslo.
se está poniendo espeso: no se si enamorarme o tener miedo.
vamos charlando, y le digo que estoy muy cansada, pero sonrío ante la incertidumbre, y el me calma y me habla mientras maneja. estoy cómoda.
empiezo a sospechar del sueño, se está poniendo muy meloso, y yo casi nunca sueño meloso
para en cualquier parte y me hace entrar con el a una fábrica. bajamos las escaleras y abre la puerta de la gerencia. lo escucho, le dice al hombre del escritorio: dame la plata.
por alguna razón no me asusto. yo estoy con el.
las otras personas que trabajan siguen en lo suyo, no vieron nada. me interpongo entre las miradas y la puerta, trato de ocultar la escena para que no llamen a nadie. hago como que miro papeles de colores, pregunto una boludez, miro el dispenser de agua. el rubio entrecierra la puerta. silencio.
sale tranquilo de la oficina, me dice que lo siga, subimos a un ascensor con tres personas más.
el descansa de costado sobre la pared alfombrada del ascensor, sonriendo. yo miro a los otros, a el, a los otros.
estoy enamorada. robamos la fábrica. disimulo. llegamos a la planta baja, el baja primero.
pienso que tal vez es dan, el animal.*
mete la mano por una ventanita en la puerta y nos encierra, a los otros y a mi, en el ascensor, con una llavecita que hace girar, saca de la puerta, y pone en mi mano.
yo entiendo, tengo que tardar unos segundos, hay que hacer tiempo para que se escape.
pierdo su brazo que sale por la ventanita y desaparece.
cuando salimos del ascensor, un viejito en delantal gris fabril me pide que lo siga. me dice: te consiguió trabajo. me señala un patio lleno de mesas de cultivo, y me da un rastrillito.
sonrío y me despierto.
*dan el animal es mi heroe, es un rubio enorme que parece salido de un comic de vikingos, mi hombre y protector en sueños. es sólido, y más fuerte que yo, pero sabe que cuenta conmigo. nos entendemos sin hablar y es el único tipo al que le hago caso.
el primer sueño donde dan apareció: dan.