Muertos sin huesos pasan por debajo de las puertas para cortar mechones de cabello a la gente que duerme. Parecen secos como las cabezas reducidas de los jíbaros. Un muñeco de peluche siniestro pasa a los pies de mi cama conduciendo una pequeña cama como si fuese un automóvil. Descubre que lo estoy mirando y me grita: «¡Drune!».
26.10.24
19.10.24
Gente del templo
Camino por las calles de un barrio. Paso junto a un edificio con aspecto de templo. En la puerta, hay esculturas que parecen de la India o de Extremo Oriente. Una estatua sujeta un puñal, o un revólver. Tomo el objeto y una figura, que hasta ahora parecía otra estatua, me habla. Interpreto que me dice que deje el objeto donde estaba. Así lo hago. De hecho, es lo que iba a hacer antes de que la figura me hablara.
Sigo avanzando y me aborda un hombre con una especie de kimono, u otro tipo de vestido oriental, blanco y negro. Posa su mano en mi espalda y, viendo que se acerca gente por la vereda de enfrente, sonríe y me invita por señas a saludarlos y a imitar otros gestos que él hace. Nos rodean otros hombres vestidos como él y mujeres con vestido similar, pero rojo y blanco. Me hacen pensar en las figuras de la baraja inglesa. Hacen una suerte de coreografía, hecha de saludos y ademanes ampulosos, dirigidos siempre hacia la gente que transita por la vereda de enfrente. El primer hombre no ha quitado su mano de mi espalda y, de pronto, me doy cuenta de que tanto él como sus compañeros y compañeras, con sus movimientos, están intentando introducirme en el edificio.
«Yo no voy a entrar ahí», digo, deteniéndome en seco.
«No entiendo», dice el hombre, sin quitar su mano de mi espalda ni dejar de sonreír.
«Yo sí entiendo», respondo, y comienzo a repartir golpes a diestra y siniestra.
Los sigo golpeando aun despierto.
9.9.18
bjork
intentábamos juntar del piso unas agujas muy finitas que se caían de unos pequeños tubos de vidrio. rodaban por el piso casi sin tocarlo, como si flotaran sobre un finísimo colchón de viento.
nos metíamos las agujas esas en la carne para no convertirnos en hombres.
ellos querían convertirnos en hombres porque nos necesitaban para hacer niños.
los niños se hacían en una especie de termo pero para cada niño se necesitaban cuatro hombres, y nosotras éramos todas mujeres.
nos hacían pasar por unas cintas y nos daban un polvo negro. el mismo polvo negro se usaba para hacer niños.
el procedimiento era así:
primero éramos mujeres y nos hacían coser una telas finísimas. nosotras nos robábamos las tijeras para cortarnos la carne y el pelo.
si te cortabas la carne y el pelo y te metías agujas en el cuerpo, te quedabas mujer y no servías para el siguiente paso.
pero cuando lograban convertirnos sentaban a los hombres convertidos en grupos de a cuatro y cada uno tenía un termo más grande que el de al lado, en el que debía soplar. el aliento de los hombres era el polvo negro y del cuarto termo salía un niño.
los niños no lloraban.
llegábamos en unos ferrys de los que te bajabas por la ventana ; tenías que elegir si bajabas por la ventana de unitarios o federales.
pisabas en borde de la cornisita curva y estaba lleno de estrellitas de papel. era papel de sugus plegado a mano y adentro había un pedacito de sugus de sabores extraños.
habían recortado los caramelos con forma de estrella en forma muy desprolija, por lo que en alguna parte debía haber un masacote de puntas de sugus.
yo pensaba "que carajos, tienen gente plegando estrellitas", pero aún más sorprendentes eran los sabores de los caramelos : cada sabor era el sobrenombre de un legislador. había sugus de terminator, hada, manzanita, patagonia...
doblando al entrar unos animadores disfrazados te daban la bienvenida.
-------------------------------------------------------------------------
29.1.17
mi prima se había hecho una casita junto al mar.
la casita primero era de piedra como todo.
llegábamos desde un valle con río azul brillante encajonado. el pasto se iba disipando hacia la roca de la costa con blandura.
la casa de mi prima era de dos pisos cuando entrabas. nos sentábamos a charlar y en su pared colgaba un cajón tipográfico decorativo repleto de minifacturas. había facturas que no conocía. por ejemplo: unas minitartitas de puré de batata con malvaviscos. yo preguntaba si se podían comer y me decían "claro, a la noche se reponen solas." los ojos se me humedecían.
salíamos y el mar era lindo y suave, como jabonoso. nos patinaba muchísimo pero con ternura y jamás nos picaba un golpe de ola.
de pronto subimos al segundo piso de la casa a apreciar la vista y el mar estaba cada vez más cerca. empezaba a romper al pie de la casa de mi prima.
la marea subía de golpe en golpe. las paredes de la casa se iban haciendo lentamente cada vez más ventana y menos piedra. mi prima me explica que no había chances de que entrara agua: su casa era así como lo estábamos viviendo.
de alguna manera nosotros dentro de la casa también empezábamos a saltar de a poco. se perdía la gravedad y habíamos entrado en la búsqueda de un estado de balance.
fuera se veía todo azul y un poco marino. nos quedábamos sentados tomando mate emocionados.
el cielo y el mar no se distinguían. las cosas que nadaban eran: caracteres, asteriscos, copos de nieve, emoticones de colores lindos. estrellitas. pececitos. áreas luminosas.
nos quedábamos sentados de las manos y comíamos minifacturas. sentíamos como un privilegio. entonces algunas tenían decoraciones de oro y piedras preciosas por todos lados.
1.4.16
Sueño o recuerdo
21.2.16
Invento
17.2.16
bombas flotadoras
ya en tierra, yo juntaba bijouterie y flores de mentira para mirarlas y pensar en los ahogados. había un rumor de que pablo lescano andaba flotando, y salíamos a buscarlo desde la orilla.
presupuesto
el tipo vino y para contarme su propio sueño hizo aparecer 50 niños que bailaban en ronda como conejitos. me pidió presupuesto por filmar el video y le pasé 5 lucas incluyendo el alquiler de los equipos.
no se presupuestar ni en sueños.
16.2.16
Sobrecarga
24.11.15
22.10.15
el fin del mundo
14.7.15
El asesinato
A partir de ahí el sueño se vuelve confuso, no sé si estoy en mi casa, en el trabajo o en la biblioteca. La acción se vuelve circular: las escenas se repiten de manera similar con pocas variaciones. Es el artilugio del que me valgo en el sueño para demorar mi entrada a la cárcel (y así continuar durmiendo).
5.3.15
Control de calidad
La empresa le pagaba al padre por cada cajón que probaba el hijo, acostándose en su interior.
Le cuento esto a una chica.
—Claro —me dice—, en esa época se estilaba.
12.11.14
Noviembre se duerme 4 horas/día y se suena con Mascherano
De pronto estábamos en un supermercado chino pero bien grande. Las luces estaban prendidas y todo era un caos. De alguna manera comenzaba una batalla campal. Tirábamos las góndolas y corríamos y cerrábamos el paso volcando expositores de utensillos de cocina. Mi mejor amiga era la novia de Mascherano: teníamos la guerra casi ganada.
Panterita la gatita negrita paseaba y participaba, se mantenía cercana, vivía en el chino. Corríamos y peleábamos y yo me arrastraba, las cosas se iban de control. Los del otro bando eran chetos turros. Nosotros éramos nosotros: Julia la tejedora de poemas, Mile la bombona superpoderosa y Mascherano. Caían unos del cartel de Juárez de enfierrados, Masche me miraba y con un gesto entendía todo. Era la hora de huir o morir. Dejábamos al bando contrario ser víctimas de la masacre y corríamos. Afuera, en el estacionamiento, Mascherano ya tenía prendido el motor de su Ferrari. Guau, nunca me había subido a un auto así. Panterita hacía volteretas en el piso de asfalto, saltaba dentro el coche y en un toque todo había pasado.
Descansábamos sobre un puente, mirando el río, lento, silencioso, casi inmóvil. Panterita se despierta y reclama su hogar-chino. Hace berrinche. Entendemos: el río llega hasta allá. Sin dudarlo un segundo se frota en mis piernas, me da un besito, y salto olímpico. Nada como nutria, yo me desespero, pero al toque Masche me toca el hombro y la veo, me tranquilizo. Veloz deslizándose bajo el agua apeeenas saliendo un ínfimo espacio por el que respira, sus orejas de gato marcan dos estelas y su cola se deja adivinar en el movimiendo onduloso del agua, nadando pareja, segura, tranquila, con decisión, se pierde su rastro hacia el Sol poniente.
9.11.14
Vacaciones en un hotel de estilo francés en el medio de la selva.
L comía una droga que lo hacía correr como jugador de fútbol americano a comerme. Si no me encontraba se comía otras cosas: palmeras, columnas grecorromanas estructurales del edificio inmenso en el que vivíamos. La comía a cada rato, le habían regalado una bolsa llena. El efecto supuestamente era otro, pero a él se le ponía la remera amarilla e intentaba derribarme a mordiscones.
Nos regalaban una docena de tapires bebés que tenían la particularidad de venir a abrazarte en cuanto te veían. Descansaban en su propio patio lleno de pasto y plantas que les preparamos. Todavía eran muy bebitos, cuando nos veían no hacían nada. Suspirábamos.
Yo me escapaba de una infección zombie localizada en el ala oeste. A pesar de recorrer corredores con habitaciones con puerta, candado y cerrojo, el mejor lugar donde se me ocurría meterme era un laberinto. Tenía una ak47 y una itaca, pero les disparaba con una glock de balines. Era como un juego. No me importaba el miedo.
3.11.14
la revelación
una celebración para discutir el bien en el mundo
por eso era importante que todos vinieran
mi papá
disfrazado de walter white
preparaba muffins y oreos azules
la gente llegaba
vos te hacías esperar
pero aparecías
robótico indiferente
me abrazabas alzándome
y un besito me deformaba
hasta que la punta de la cabeza
me llegaba al cielo
y entonces en vez de vértigo
sentía que todo era hermoso
tenía mucho sentido
31.10.14
nidos.
29.10.14
hoy decidí dormir todo el día.
en el sueño de las 2 a las 4 le tenía que dar un diploma a Pío, pero como el no podía venir lo recibía antonio birabent.
cuando se lo estaba entregando se daba cuenta que ya nos conocíamos (?) y me decía que mi diploma me lo tenía que entregar el porque era como la cuarta vez que pasaba. pero yo le decía que me lo iba a entregar mi jefe. sorry antonio, yo se que te gusto, pero no.
11.9.14
Medicina alternativa
3.7.14
Soñar no cuesta nada o todos los muebles de Gastón Pauls
1.7.14
Extranjero en su propia tierra
24.4.14
/
hay un bar. adentro te transforman.
como un reality, van pasando los tullidos y los deformes y hacen su antes y despues. yo sueño con sus prótesis de pies tan naturales, como guantes.
en realidad el bar es como una bomba de tiempo cíclica, y a cada rato la historia se repite con leves variaciones: las cosas de la vidriera, que a la vez se incendia y rebalsa de agua y peces. vuelve a tener un jarrón que pierde y una sola hornalla prendida.
una mujer con traje verde a rayas pide una dirección en el medio de la calle, y un mozo con un traje verde a rayas se arroja por las escaleras a recoger la ceniza de su cigarrillo antes de que la atropellen.
hablo con el diablo: es una mujer hermosa.
hay una gorda gigante que anima el reality y yo le pregunto ¿por que no te transformás vos también?
porque duele, me dice mientras mira al diablo y cae al piso como una morsa.
14.4.14
Duelo impuesto
4.12.13
arquitectura
el concurso empezaba de repente en la casa extraña y magnífica pero muy venida a menos.
mis contrincantes: 2 mujeres que sabían de casas. mi equipo: una amiga cercana y yo. los planos no estaban por ninguna parte y los empezamos a buscar por la casa.
teníamos 7 horas.
la casa era rarísima: tenía una entrada casi invisible, había habitaciones gigantes y otras minúsculas, desniveles, patios, pasadizos con escaleritas del lado de la costa.
conseguí las 3 partes de los planos. no coincidían, estaban en diferentes escalas, unos en calcos, otros en papel y ninguno reflejaba la realidad. se notaba que habían remodelado varias veces y había planos de cada vez.
despues de la segunda hora de trabajo pensaba que había logrado completar un mapa decente. y entonces trabajé.
en la cuarta hora mi socia me abandonaba.
en la quinta hora la hija del dueño me decía que iba a ser su reemplazante. ella empezaba a bocetar cosas hasta que en la sexta hora venia con un proyectito muy pobre donde ponía unos arbustitos redondos en la entrada y un par de tabiques y otras intervenciones extrañas, y nada más: para ella estaba listo.
le explicaba que eso no era un proyecto, así que ella se ofendía y se iba con los pocos planos en limpio que teníamos y se ocultaba en algún lugar imposible e invisible de la casa.
era la hora seiscuarentaycinco y de pronto vi todo con claridad: no tenía nada.
en esos quince minutos junté todo lo que pude, todo lo que había hecho durante esas horas: los planos en distintas escalas, mis croquis pero sobre todo los de la hija de los dueños de casa, y bosquejos y medidas que había encontrado por todas partes.
era un manojo de papeles desesperados, arrugados, de diferentes tamaños, desastrosos. traté de componerlos en una pila integrada, presentable.
y llegó la hora siete.
debía presentar un proyecto que no tenía y mis competidoras habían diseñado algo bastante aceptable en un estilo más bien lujoso y occidental, muy de arquitecto.
entonces pasaron dos cosas: entendí todo con claridad y empecé a hablar hasta que me desperté.
cuando empecé a hablar, en el sueño, me paré frente a los dueños de casa y la audiencia, y puse delante mío la pila de papeles y les empecé a explicar que no tenía un proyecto terminado.
que había aprendido cosas que consideraba fundamentales pero que no tenía ni un plano terminado, que hasta la quinta hora solo había aprendido cosas sobre el caso de las mejores y peores formas, que me sabía la casa de memoria, que había logrado juntar en mi cabeza las 3 partes de los planos y que las entendía en todos sus pasadizos e incoherencias.
que en la quinta hora había aprendido a no dar nada por sentado.
que casi en la hora siete me había dado cuenta que los arbustitos representaban una creencia espiritual, que comprendí donde iban y por que.
que entendí que había que escuchar a la hija porque aunque de arquitectura lo ignoraba todo, no solo iba a heredar la casa sino que conocía su cultura y sus geometrías.
que no debía trabajar la casa en planta. que las simetrías y los recorridos que para nosotros tenían lógica y belleza, no los tenían para los dueños de casa.
los dueños de casa sentados en dos grandes sillas me escuchaban.
yo sabía que el otro equipo iba a presentarles uno planos listos y prolijos, pero no sentía temor: yo había entendido el problema.
humildemente _les decía_ estoy lista para empezar un proyecto de 7000 horas.
31.10.13
¡Ascensooor!
La gente entra a mi departamento y manipula la botonera que hay junto a la puerta. Y el departamento sube y baja, constantemente, todo el día.
En medio de todo ese movimiento, intento dormir.
Escucho el motor del departamento.
La gente es bastante respetuosa. No se mueven de junto a la puerta y mantienen la vista fija hacia delante hasta que se bajan.
25.10.13
El profesor gigoló
1.7.13
¿El elemento equivocado?
23.6.13
Manzana
20.5.13
la casa
7.5.13
filicidio tv
mi viejo no tiene barba pero es terco y lucha con algún tipo de máquina sobre una mesa. está enojado y nos hace salir a mi y a mi hermana por un jardín con cercos y plantas, pero nos damos cuenta que las preparó especialmente con trampas de hilo que al cortarse alertan a grupos militares que llegan en aviones, helicópteros y tanques. toda la milicia contratada por mi viejo empieza a dispararnos a nosotras y a civiles que pasan por ahi y sufren los daños colaterales. veo toda escena como si se hubiera filmado para televisión, desde múltiples ángulos y desde el aire, con esa texturita de la noticia en vivo. es horrible y espectacular verse morir así.
6.5.13
Maradona
29.4.13
Muñequitos
15.4.13
John Lennon en Pampa y la vía
31.3.13
sucesiones raras
era un partido de la selección, pero lejos estaba todo de parecerme raro, porque yo estaba jugando ahí como de toda la vida.
me ponen los últimos diez minutos y juego aceptablemente.
cuando salimos me pongo a charlar con los jugadores: pasan messi, mascherano, hablo con riquelme que estaba enojado porque el técnico no lo puso (dos cosas son interesantes: uno es que me pusieron a mi y no a román, y dos es que él es caprichoso hasta en mis sueños).
sigo y hablo un rato con el técnico. es muy buena onda y hacemos chistes.
últimamente sueño mucho con fútbol, pero no me da miedo decir que soy un jugador de fútbol frustado (en una de esas).
la cosa se pone extraña cuando me separo del grupo y me encuentro en un lugar muy parecido a la isla maciel corriendo porque me sigue la policía, o alguna especie de autoridad que me quiere atrapar, y en el afán por huir fastidio unos perros. o los perros ya eran de la policía... no sé.
cuando no puedo correr más y veo que el perrito me va a atacar, agarro una pala y me propongo cagarlo bien a palazos. lo miro y me enfrento. y me doy cuenta que me va a comer. y también sé que tengo muchísimo miedo. un montón.
ya no estoy seguro si me abalancé yo o él vino hacia mi pero le pegué y ahí cambió todo: él tenía muchísimo miedo y yo no podía dejar de golpearlo. le pegué hasta que cayó y me miró muy triste, y yo noté que él estaba siendo obligado a hacerme daño. solamente quise defenderme, pero él ya estaba sangrando por los ojos y por un costado de su cabeza donde le había conectado un palazo, y me miraba muy triste otra vez.
hubiera tratado de razonar con él si no fuera porque tenía mucho miedo y además era un perro.
28.3.13
Cocodrilo
12.3.13
Un desayuno en paz
pero no me acuerdo
28.2.13
barcelona
veo unas monjas jóvenes, una en silla de ruedas, y un monje muy viejo.
me estoy por ir pero el monje me habla y me pregunta que necesito. por alguna razón siento que aunque no soy nada creyente, le tengo que decir. le digo que no necesito nada en particular, que solo estoy apenada porque me voy en 8 horas y que gasté hasta mi útimo centavo en volver a barcelona aunque soy una joven bastante poco pudiente que ni siquiera terminó sus estudios, y que estaba por algun motivo en japón y no pude volver a casa sin volver a pisar esa ciudad.
tengo la misma sensación de fragilidad y orfandad que cuando viajé la vez anterior.
veo una puerta, y entro. es la habitación del monje. es como una oficina pública con un mostrador largo y el monje es como treinta años más joven, tiene unos pantalones achupinados gastados y pasa una aspiradora.
mas atrás del mostrador se ve por la ventana un estanque de peces koi. es hermoso.
en un costado del estanque hay una bandeja de panadería, y en la bandeja un koi en una bolsa, como cuando los comprás en un acauario y todavía no los pasaste a la pecera. me acerco y el koi da vueltas en la bolsa, hasta que empieza a estirar una aleta-mano y trata de que yo la agarre. yo la tomo y el pez pone su cara contra mi mano con ternura.
el monje se da cuenta que algo raro tengo, y me regala un papel sagrado, que en realidad es una hoja muy grande y medioseca de árbol doblada en 3, con un interior aterciopelado lleno de un polvo blanco que es como polen.
me pide que lo siga, saca del bolsillo un sombrerito muy chiquito y lo llena de agua bendita, me pide que escupa adentro, y despues que me lo tome.
nota mis dudas y me dice "a veces no hay que preguntar tanto porque el rito desmenuzado ofende la inteligencia, y es solo una cuestión de forma"
subimos a un ascensor de esos que se convierten en carrito de mina carbonera, y mientras hablamos se hace cada vez mas joven. cuando llegamos a la altura de unas cajas de supermercado me dice que en realidad tiene 32 años y me doy cuenta que me quiere besar pero no termina de atreverse. a mi me parece mal, pero en algún lugar siento la pureza de su frustración, y que tiene 32 y es punk, y sabio pero nadie lo puede ver así porque está atrapado en el cuerpo de un anciano de la jerarquía eclesiástica.
me dice que cuando vuelva a barcelona vuelva a verlo. que siempre va a estar ahi esperandome.
vuelvo a aparecer en el hall de la catedral, y veo entre las cabezas de la multitud, pegado en una cartelera, un papelito que me dejó Colantonio, que significa que está en la ciudad y que lo busque. en realidad es una mezcla de colantonio y Fran, el hermano de mano.
quiero preguntar en informes pero hay una cola complicadísima, la tarjeta desaparece y se que estoy más perdida que antes. salgo a la calle.
en la puerta hay alguien medio conocido del barrio con un perro, y el perro me dice que facufran está una cuadra más abajo, en el albergue del estadio de fútbol.
bajo por la calle a buscarlo pensando que se me va el avión, y que estoy en problemas porque amo a un punk que vive en una catedral, que nadie lo va a entender, que siento el aguijón de una fe extrañísima, y que nunca voy a poder juntar plata para otro pasaje.
24.2.13
Sueño (casi) lúcido
14.2.13
bondis
usualmente tomo dos colectivos para llegar, pero ahora me daba cuenta que cerca de casa podía tomar directamente uno.
después de subir repetidamente a varios 28 que tenían carteles distintos (y raros) que no me llevaban a la facultad terminaba en chacarita caminando entre varios cortejos fúnebres. tenía miedo de que me peguen porque iba un poco apurado y medio que me chocaba a la gente de los cortejos y podía parecer un poco irrespetuoso.
12.2.13
Sueño con plantas
11.2.13
la pizzería
salgo a mirarme al espejo a unas cuadras de casa, a una galería que en el fondo tiene un espejo. por el camino me cruzo con un tipo que hace de estatua viviente pelirroja, lo esquivo como si yo fuera en patines y veo que en un lugar de comidas rápidas hay unos muchachos grandotes semi gangsters yo-yo que se levantan de la mesa y también eran mis exalumnos y venían a la fiesta.
me dicen que vamos en el auto y me suben a un descapotable espectacular de esos que rebotan. hablamos de que bien lo tunearon.
adelante va uno de ellos en una moto choppera que nos pasa música desde ahi a través de una calavera de animal.
uno de ellos me dice que la pizzería por la que acabamos de pasar es de el: de la pizzería sale una cola de cuadras y cuadras que se ve subir por las colinas y pasa justo por la puerta de la catedral.
los de la catedral se quejan pero se ve que la pizza es riquisima.
el gobierno de la ciudad
nosotros estamos en una carpa inflable adentro de otra carpa y es una posición bastante vulnerable. parece que todo el asunto de la hormiga es una especie de divertimento para pocos autorizado por el gobierno de la ciudad y estamos indignados.
31.1.13
azul
30.1.13
yo ya se flotar porque vine la vez anterior
ya, floto. los organizadores no están muy de acuerdo, pero como ya saben que la vez anterior no hice nada malo, me dejan. soy cuidadosa.
uno de los globos me lo pongo en la cabeza y voy soplando y voy subiendo.
abajo, personas que conozco de la vez anterior, me saludan. hay uno muy delgadito y bailarín que se parece a leandrito que es mi amigo y ya está empezando a atarse algunos globos.
abajo, en una especie de barco que flota en tierra, algunos hombres tatuados me recuerdan y me saludan: yo subo y bajo y a algunos los beso en la boca, pero sin ninguna connotación exclusiva o sexual.
no importa quien soy, soy la chica de la otra vez, la que sabe flotar.
27.1.13
Desequilibrio
25.1.13
sustancia
17.1.13
buzo con capucha
parace que se voló el techo, y nos desalojan, pero antes hay que despegar un montón de fotos de unos foamboards, están pegadas con velcro y hay que ponerlas sobre las mesas, sobre las que ya llueve.
mientras nos vamos yendo, encuentro una mochila vacía, guardo algunas cosas y empiezo a escapar hacia los edificios linderos, pero en vez de llegar a la calle, voy como por un laberinto de varios pisos donde todos los edificios de la cuadra se comunican. subo y bajo escaleras caracol que se tambalean. mientras voy bajando por una escalera muy endeble, rodrigo me pregunta si quiero ir a su casa a jugar juegos de mesa con mi ex. declino amablemente.
me doy cuenta que estoy en la trastienda de un boliche al que iba en la adolescencia. estoy por llegar a la calle, esquivo un par de guardias que no me tienen que ver, y salgo. mientras respiro aliviada y busco comida en los bolsillos le explico a una chica que trabaja de tarjetera como hacer una capucha como la de mi buzo, que es enorme: dibujás la forma, le sacás una fotocopia ampliada, cosés la capucha nueva y la unís a tus prendas con los botones que siempre traen atrás del cuello.
la chica agradece antes de que yo de la vuelta en la esquina y aparezca en federico lacroze.
me voy a tomar el 42, pienso, y me como la última pastilla blanca, redonda y efervescente mientras un policía me sigue a dos pasos de distancia.