su sueño aqui.

por favor no incluír ilusiones, delirios o flashes. se agradece ser fiel a la idea de publicar solamente sueños venidos del mundo que se visita a la hora de dormir, inclusive en siestas y cabeceos de colectivo.

vale tanto un lenguaje florido, como uno minimalista, poético, coloquial o documental, balbuceado, ininteligible, escrito, dibujado o sonoro, brevísimo o novelado, minucioso o a grosso modo.

si ud. cree que es bueno invitar a alguien a escribir en este blog, nomás deje su mail en un comentario.
gracias.

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12.11.14

Noviembre se duerme 4 horas/día y se suena con Mascherano

Era como una fiesta. Todos empilchados. Las chicas supuraban perfumes, transpiradas, brillaban sus poritos glitte rpurpurina. Estábamos en la Creamfields. Las cosas características: ambiente boliche, vestiditos, máscara de pestañas, tacos, push-ups, cadenas, bling bling, caras duras, olor a escabio.

De pronto estábamos en un supermercado chino pero bien grande. Las luces estaban prendidas y todo era un caos. De alguna manera comenzaba una batalla campal. Tirábamos las góndolas y corríamos y cerrábamos el paso volcando expositores de utensillos de cocina. Mi mejor amiga era la novia de Mascherano: teníamos la guerra casi ganada.
Panterita la gatita negrita paseaba y participaba, se mantenía cercana, vivía en el chino. Corríamos y peleábamos y yo me arrastraba, las cosas se iban de control. Los del otro bando eran chetos turros. Nosotros éramos nosotros: Julia la tejedora de poemas, Mile la bombona superpoderosa y Mascherano. Caían unos del cartel de Juárez de enfierrados, Masche me miraba y con un gesto entendía todo. Era la hora de huir o morir. Dejábamos al bando contrario ser víctimas de la masacre y corríamos. Afuera, en el estacionamiento, Mascherano ya tenía prendido el motor de su Ferrari. Guau, nunca me había subido a un auto así. Panterita hacía volteretas en el piso de asfalto, saltaba dentro el coche y en un toque todo había pasado.

Descansábamos sobre un puente, mirando el río, lento, silencioso, casi inmóvil. Panterita se despierta y reclama su hogar-chino. Hace berrinche. Entendemos: el río llega hasta allá. Sin dudarlo un segundo se frota en mis piernas, me da un besito, y salto olímpico. Nada como nutria, yo me desespero, pero al toque Masche me toca el hombro y la veo, me tranquilizo. Veloz deslizándose bajo el agua apeeenas saliendo un ínfimo espacio por el que respira, sus orejas de gato marcan dos estelas y su cola se deja adivinar en el movimiendo onduloso del agua, nadando pareja, segura, tranquila, con decisión, se pierde su rastro hacia el Sol poniente.

9.11.14

Vacaciones en un hotel de estilo francés en el medio de la selva.


L comía una droga que lo hacía correr como jugador de fútbol americano a comerme. Si no me encontraba se comía otras cosas: palmeras, columnas grecorromanas estructurales del edificio inmenso en el que vivíamos. La comía a cada rato, le habían regalado una bolsa llena. El efecto supuestamente era otro, pero a él se le ponía la remera amarilla e intentaba derribarme a mordiscones.

Nos regalaban una docena de tapires bebés que tenían la particularidad de venir a abrazarte en cuanto te veían. Descansaban en su propio patio lleno de pasto y plantas que les preparamos. Todavía eran muy bebitos, cuando nos veían no hacían nada. Suspirábamos.

Yo me escapaba de una infección zombie localizada en el ala oeste. A pesar de recorrer corredores con habitaciones con puerta, candado y cerrojo, el mejor lugar donde se me ocurría meterme era un laberinto. Tenía una ak47 y una itaca, pero les disparaba con una glock de balines. Era como un juego. No me importaba el miedo.

3.11.14

la revelación

el sueño era algo así como una fiesta
una celebración para discutir el bien en el mundo
por eso era importante que todos vinieran
mi papá
disfrazado de walter white
preparaba muffins y oreos azules
la gente llegaba
vos te hacías esperar
pero aparecías
robótico indiferente
me abrazabas alzándome
y un besito me deformaba
hasta que la punta de la cabeza
me llegaba al cielo
y entonces en vez de vértigo
sentía que todo era hermoso
tenía mucho sentido